Durante años, los equipos de software se han visto envueltos en retrasos. Y esta es la cuestión: la velocidad de codificación de los desarrolladores no ha sido el principal problema. Los colapsos más largos siempre han sido con la obtención de código a través de aprobaciones, pruebas e integración. Como resultado, las compañías han estado lanzando software con actualizaciones masivas de características en grandes trozos en un ciclo mensual o anual. Ese ha sido el estándar, hasta que apareció DevOps.
Con el constante cambio en el paisaje tecnológico, las metodologías de DevOps han despegado, y por necesidad. Las organizaciones de movimiento rápido utilizan DevOps para liberar características y arreglar errores más rápido. Los startups aprovechan estas técnicas para ir al mercado más rápido y alcanzar a los «grandes jugadores» en menos tiempo. Y de esa manera, DevOps es tanto una estrategia de desarrollo de negocios como una estrategia de desarrollo de software.
Los consumidores ven los beneficios directos de los DevOps y ahora esperan un flujo de pequeños lanzamientos de características en lugar de grandes revisiones. Debido a eso, las compañías sienten una presión adicional para mantener el ritmo de lanzamiento con sus competidores. El objetivo de DevOps no es la velocidad por la velocidad. El objetivo es la producción y el valor por encima de todo. Para tener éxito en DevOps, necesitas examinar el ciclo de vida completo del software y pensar en él como un sistema, una fábrica que produce características de software.